jueves, 28 de mayo de 2009

Tiempo de incertidumbres

Puede ser como no ser... y nos mata la duda; ese instante de indecisión en el que muchos caen, pero que otros saltan sin temor... sin pensar lo que al fin será. Y nos perdemos, como gotas en el agua y nave en el espacio; momento singular.

Como hojas en otoño


Como hojas en otoño,
el viento sopla y los junta.
Como hojas ya caídas,
se marchitan y resecan.
El viento vuelve a soplar.

jueves, 21 de mayo de 2009

Camino a casa, un jueves como cualquier otro, me topé con un tipo de ojos pardos, piel morena. Su mirada tan triste, su cara añejada y rasgos cubiertos de polvo; no quedaba duda alguna, pues aquel era Don Enrique.
Aquel hombre vive en los bosques, muy cerca de la ciudad. Sin techo, ni comida, pero sí en libertad. Muchos dicen que fue pintor; algunos otros, músico. Si tan solo pudiéramos verlo crear, tomar aquellas herramientas ya ajenas para él, deberíamos apostar que su obra no sería la de un Gustav Mahler o un Dalí, pero sí que volcaría en ella su necesidad, sus pesares y rodeos que hoy y hace ya largo tiempo, lo abruman. Veríamos en ella reflejado, lo que nosotros no vemos en nuestro lado de la vida, y comprenderíamos quizás –en parte- quiénes y cómo somos, o mejor dicho, deberíamos ser.
Entonces me pregunté: ¿cuántas personas habrá allí afuera como él? ¿Cuántas que tienen algo para dar y, sin embargo, no hay quién las escuche?

lunes, 18 de mayo de 2009



Creía estar perdida, buscándole sentido hasta al más mínimo e inútil hecho que se me pudiese presentar en aquel vago momento. Como entre las redes el pez lucha sin salida, me encontraba completamente abstraída de aquello que realmente debía importarme. Cada tanto algún que otro momento lúcido, contados hoy en día, solo unos pocos. Me pude haber dado la cabeza unas treinta veces contra la misma pared; pero en fin, nada logré.
Recién ahora, que han pasado ya casi dos años, alcanzo lo que algunos llaman plenitud y Epicuro, atharaxia. Será por hoy, por esta tarde, lo sé. No creo, al menos yo, que éste sea un momento único sin repetición, sino en este preciso instante difícil de mantener, de lograr que dure más de unas pocas horas. Este último plazo sería, ya, una eternidad.

viernes, 15 de mayo de 2009


"Él no era realista, ni yo tampoco, y ambos sabíamos que los demás, con toda su vulgaridad, no eran más que realistas, estúpidos como las marionetas que se agarran por el cuello miles de veces y sin embargo no descubren el hilo que las mueve."

Heinrich Böll, "Opiniones de un payaso"
"También yo he abominado mil veces de la sociedad, y después de haberla abandonado no he tenido más remedio que volver a ella (...) Uno llega a avergonzarse de su misantropía y busca otra vez a los hombres..."

Fedor Dostoyevski, "Crimen y Castigo".