martes, 23 de junio de 2009

Un viaje cualquiera



Un escalofrío recorre mi espalda llegando a la nuca y retumba en la sien. Duele la vista y detona mi mente, un murmullo me aturde tan fuerte y promiscuo, no distingo un sonido. Intento leer y entre las letras me pierdo. Entonces recuesto mi torso al respaldo del duro asiento y contemplo este viaje. En sus rostros escrito todo encuentro: hay quienes con la vista dibujan una intranquila hiedra o quienes ven, pero no miran; también hay rostros por el tiempo pisados y en contraste, más nuevos. Ninguna expresión semeja la otra. Una cara, un mundo. Un mundo, la inmensidad. Innumerables vidas, problemas, y otros tantos proyectos mueve sin desvelo este ligero vagón. Así me deshago, tan libre y tan presa, llegué a mi estación.

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